El gobierno de Estados Unidos ha asesinado a Osama Ben Laden, dicen, aunque rápidamente lo han arrojado al mar, cosa curiosa, ya que, de esa manera, nadie puede verificar la veracidad de lo anunciado. Si es que Osama Ben Laden realmente existió o existe, por otra parte.
Detrás de la innumerable catarata de banalidades que se publican sobre este asunto - lo extraño de su entierro "musulman" por parte de sus asesinos - pocos medios o políticos dicen lo que prioritariamente se debe decir: que un Estado envía asesinos profesionales a matar a una persona.
No es la primera vez. También Fidel Castro fue objeto de innumerables tentativas de asesinato por parte de Estados Unidos. Y detrás de muchos otros crímenes siempre estuvo la CIA.
Cuando Estados Unidos no es directamente el asesino utiliza los esbirros. Como sucedió en el Cono Sur con las dictaduras aberrantes, todas aleccionadas por los norteamericanos.
El asesinato de Salvador Allende, los crímenes de Videla y compañía, de Pinochet, y de los demás gobiernos de facto en la región fueron responsabilidad conjunta con los yanquis.
Un estúpido infame, llamado Alan García, no tuvo mejor idea que opinar que la muerte de Ben Laden era el primer milagro del beato Juan Pablo II.
Una buena metáfora de la alegría de las clases dominantes que contarán con nuevas y eficaces cortinas de humo para su latrocinio permanente.
Imprimir
3martes,de
3
martes,
de
El asesinato como virtud occidental
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario