Obama no torturará a nadie más

Presidente electo de Estados Unidos, Barak Obama

Según una noticia publicada en el diario Critica Digital, el nuevo presidente negro de Estados Unidos anunció que su país acatará la Convención de Ginebra y no torturará más a nadie.
Extraño, porque, si no me equivoco, Estados Unidos firmó ese tratado.
Supongo que don Obama, ahora, juzgará a todos los criminales, desde Bush para abajo, que, en contra de la Convención de Ginebra firmada por su propio país, torturaron a infinidad de personas, dentro y fuera del país.
Pero el nuevo presidente no dijo nada al respecto. Entre bueyes no hay cornadas.
Lo que sí dijo es que Irán es una amenaza para la seguridad mundial, lo que presagia una amenaza de guerra. De la guerra a la que nos tiene acostumbrados Estados Unidos, esas en la cual por cada soldadito americano analfabeto, pecoso y rubio que cae en combate mueren mil de los otros, los infames. De los bombardeos a poblaciones civiles, de la matanza indiscriminada a mujeres, ancianos y niños. De las corporaciones entrando, después, mientras aun están juntando cadáveres, a hacer sus pingües negocios. Del mantenimiento de la colosal estructura policíaco-militar de Estados Unidos, que se lleva un presupuesto con el cual se podría terminar con el hambre en África. En fin, de todo aquello que también hacían las dictaduras filo fascistas que contaban con la desventaja de no tener a Hollywood.
Es curioso: los alemanes, con quienes no simpatizo, viven su pasado reciente con un poderosísimo sentimiento de culpa y lo demuestran permanentemente.
Este país, Estados Unidos, que ha dado al mundo hombres de la talla de Ralph Waldo Emerson o Henry David Thoreau, por citar algunos, vive en la omnipotencia de su propia mistificación y de reino de la libertad, si es que alguna vez lo fue, ha pasado, sin escrúpulos, a masa de maniobras para una casta piojosa de empresarios de la muerte y la destrucción en sus más variadas formas.
Pero dicen que el negro lo va a arreglar todo.